En muchas ocasiones anteriores os hemos hablado en este
mismo blog sobre la etiqueta
energética o cómo mejorar la eficiencia
energética en nuestras casas gracias a la iluminación o los aparatos eléctricos
que utilizamos. Sin embargo, en esta ocasión nos gustaría tocar otro tema
interesante: ¿Es posible una reforma en
el hogar para ser más eficiente?
Lo cierto es que sí y, además, es muy recomendable. Actualmente,
cualquier persona que tenga en mente reformar un hogar, deberá pensar y planear
qué medidas va a tomar para permitir que la vivienda se comporte de un modo más
eficiente, ahorrando energía, consumiendo menos electricidad y, en consecuencia,
contaminando menos el medioambiente.
Cada vez son más las empresas de reformas y construcción eficiente que
nos pueden ayudar a conseguirlo. No podemos olvidar que, desde hace algunos
años, para poder vender o alquilar cualquier vivienda, así como las de nueva
construcción, es necesario presentar un certificado energético de la misma. La “A”
es la mejor calificación y la “G”, la más baja.
Ahora llega la pregunta del millón: ¿Se puede ahorrar en el
hogar con una reforma? La respuesta final sería sí, ya que, al aprovechar la
obra para mejorar la eficiencia de nuestra casa, estaremos provocando que esta
necesite menos aporte energético y, por consiguiente, ayudará al ahorro.
De hecho, se estima que una buena reforma en el hogar para ser más eficiente puede permitir que se
alcance un ahorro energético que sea superior al 60%. Se trata de un dato
notable y más que interesante.
Quizá otro punto de vista pueda ayudarte a entender la
importancia de este asunto. Se estima que un piso de 90 metros cuadrados con
calificación energética “G” gasta al año 1.300 euros. Esto supone hasta cinco
veces más que una vivienda igual que posea una calificación B.
¿Qué reformas son las más eficientes?
Pero, ¿qué podemos y qué debemos cambiar en una reforma en el hogar para ser más eficiente?
Lo más habitual y primordial suele ser la sustitución de ventanas, cambios en
la instalación del agua caliente o también la mejora de los elementos de
aislamiento térmico y acústico, como por ejemplo paredes, suelos, falsos techos
o persianas.
Hay que tener muy presente que para lograr un espacio
realmente eficiente, es preciso apostar por la calidad de los materiales
instalados y la sustitución de aquellos antiguos que perjudiquen al
comportamiento energético de una vivienda.