Existen un gran número de tipos diferentes de calderas de
gas para la calefacción o el agua caliente, además de multitud de marcas
con un reconocido prestigio como pueden ser las calderas
de gas Junkers, Nekkar, Roca y muchas más.
Muchas veces la decisión se basa en las necesidades del
cliente. No será lo mismo uno que tenga un gran espacio donde instalar una
caldera de gasóleo junto con su respectivo depósito, que alguien que vive en un
piso pequeño o apartamento sin espacio extra para grandes instalaciones.
Y muchas otras debemos tener en cuenta el presupuesto del
cliente tanto para la compra del dispositivo como para el combustible, o para
el uso que se le va a dar.
Al elegir entre calderas hay que tener varias cosas en
consideración. El tamaño del producto, el tipo de eficiencia, la construcción,
la energía, etc. Todos estos aspectos tendrán un impacto importante en su hogar
y en su factura energética.
Por ello debe tomarse su tiempo a la hora de elegir la
opción más adecuada. Piense detenidamente sobre que artículo adquirir.
Calderas
convencionales
Estas son las que utilizan un depósito como almacenamiento
para suministrar agua caliente. El agua se calienta a través de unos
intercambiadores de calor de hierro fundido. Una vez que este agua se ha
agotado, puede haber un retraso en el suministro de ACS.
Tienden a requerir más espacio que las mixtas, debido a que
utilizan un depósito para el agua caliente. Al mismo tiempo este motivo provoca
que la instalación sea un poco más complicada que con mixtas.
Los modelos más antiguos de las convencionales tienden a ser
menos eficientes energéticamente, pero gracias a los avances en el sector de la
calefacción los nuevos modelos suelen tener mejores rendimientos, optimizando
el gasto del combustible.
Calderas de gas
mixtas
Suministran agua directamente a la red sin necesidad de
almacenar o acumular el agua caliente. Como resultado suministran la ACS bajo
demanda con cantidad ilimitada.
En contraposición, según el modelo, puede tardar varios
segundos en calentar el agua y el aprovisionamiento no es instantáneo.
Son ideales para propiedades pequeñas así como pisos y
apartamentos.
También proporcionan agua caliente a presión, por lo que si
adquiere una de estas no tendrá que preocuparse por ello a la hora de tomar una
ducha.
Hoy en día existen muchos modelos con eficiencias y
rendimientos muy elevados, en algunos casos de hasta el 110% gracias a la
tecnología de condensación.
Caldera de
condensación
No son estrictamente una categoría de caldera. Se trata de
un atributo aplicado a las tradicionales. Por ejemplo, podemos tener una mixta
que, además, sea de condensación.
Son más eficientes en el proceso de generación de agua
caliente, ya que captan parte del calor producido por los gases de escape, para
volver a utilizarlos en el proceso de calefacción. Esto significa que recibe
más calor que las tradicionales, lo que permite ahorrar dinero en el
combustible.
Recientemente ha entrado en vigor la nueva normativa en
materia de calderas y se han dejado de fabricar todas las que no son de este
tipo.
Como puede ahorrar en calefacción
Para empezar a lograrlo debería cambiar su caldera por una
de alta eficiencia. Pero, ¿de qué le serviría una caldera con un gran
rendimiento y el mejor sistema de calefacción, si deja que todo este confort se
escape?
Por ello es fundamental que contemple el aislamiento de su
hogar. Este aspecto es vital y a tener en cuenta si quiere gastar lo menos
posible en calefacción.
Otras calderas de gas
En este artículo nos hemos centrado en calderas de gas
convencional. El Gas
Natural o Gas Ciudad es uno de los combustibles para calefacción más
extendidos en la mayoría de las ciudades de nuestro país. Debido a esta gran
expansión, es uno de los combustibles más usados en calefacción y agua
caliente, además de ser limpio y fácil de usar.
Por eso lo utilizan las familias que quieren calentar su
hogar y olvidarse de todo lo demás. Además las calderas de este tipo de
combustible, son pequeñas y compactas, con lo que se pueden instalar en casi
cualquier vivienda. Finalmente, la otra gran ventaja, es el hecho de que sólo
paga por lo que consume y que el índice energético del gas, es uno de los más
elevados dentro de los combustibles utilizados para calefacción.
Por otra parte, en ocasiones no podemos utilizarlo para
nuestros sistemas, y tenemos que decantarnos por otras posibilidades, como, por
ejemplo, la biomasa, el gasóleo o el gas metano. Estos otros combustibles serán
motivos de futuros artículos que espero les sea de utilidad para la perfecta
elección de su sistema ideal.